Está de moda comprar seguidores en las redes sociales. Puedes comprar fans y followers en la mayoría de las redes, lo mismo que pagar por likes. ¿Cuánto cuesta? ¿Es buen negocio? Que cada cual llegue a su propia conclusión.…
Hace años ya comentamos en nuestro blog que lo del astroturfing nos olía a chamusquina… era 2014 y las Clickfarms iban en aumento.
En estos tiempos que corren, muchas marcas siguen apostando por la rapidez en lugar del trabajo constante, y caen rendidos ante la facilidad -aparente- del recurso de la compraventa de perfiles inflados, clics y seguidores. No hay más que navegar por foros con estas keywords para encontrar un auténtico mercado. Es legal, de otro modo no podríamos encontrar tanta ganga… De hecho, se compara con la compraventa de un dominio web o con un traspaso de tienda, sea virtual o a pie de calle.
¿Te interesa una cuenta de Facebook que ya no está activa pero que en su momento estaba a tope de fans? A partir de los 20€ se puede comprar una cuenta de Instagram con más de 40K seguidores. Hay perfiles y cuentas para todos los gustos y sectores. Puedes adquirir Facebook, Youtube, Instagram…
¿A quién le puede interesar una cuenta con una masa crítica de usuarios que supera los 40.000 fans y con una media de 800 interacciones en sus posts? Sin duda es tentador, y más para quienes no se cuestionan de dónde proceden o dónde están ubicados (geográficamente) dichos followers entusiastas.
Otra pregunta sería ¿y quién vende su perfil y por qué lo hace? Pues así, sin pensar mucho, se nos ocurre que un motivo podría ser meramente económico, como quien no necesita una mesa de pingpong porque desiste del juego de pelotitas y lo ofrece a quien quiera darle a la pala en su lugar… También se nos ocurre que quizá el vendedor no ha sabido capitalizar correctamente su alta tasa de engagement. Aunque se nos antoja un poco raro, si pensamos detenidamente en la inversión en tiempo y dinero que precisa crear una buena comunidad. Sea cual sea el motivo, existen perfiles en venta. Si hay demanda, se crea la oferta.
Entendemos que quienes compran perfiles previamente inflados cuentan con rentabilizarlos rápidamente y hacerse con esa masa crítica para seguir promocionando su marca, producto o servicio. Lo normal es que sigan con la misma estrategia de contenido, que sería el modo de conservar e incluso crecer en seguidores.
Comprar seguidores, clics y likes están a la orden del día. Es un hecho. La cuestión que podríamos debatir sería si es realmente un buen negocio, porque a estas alturas tampoco entraremos en cuestionar si una actividad tan extendida y que está permitida -libre mercado-, es o no «correcta».
Lo que sí queremos apuntar es que -desde nuestra perspectiva- creemos importante no olvidar ciertos factores antes de lanzarnos al mercadeo de seguidores y cuentas prefabricadas:
Política de privacidad: el usuario tiene derechos, como por ejemplo a estar informado en todo momento de qué se hace con sus datos. También tiene derecho a no ser engañado, puesto que una marca con una gran comunidad de fans “comprados”, habrá hecho poco (o nada) a su favor…
Normativas: es importante conocer bien las reglas del juego, las normas de uso de cada red social están publicadas y deben consultarse. Algunas redes sociales son muy estrictas a la hora de penalizar según qué actividades.
Reputación: todo es posible, pero no está demostrado que la compra de clics, likes y comunidades de fans conlleve un éxito, ni que este hecho -una vez descubierta- no perjudique la hasta entonces buena reputación (aunque sea heredada).
Lo que sí afirmamos es que los followers que se sienten “estafados”, marchan para no volver, y los likes obtenidos a cambio de dinero, pueden ser efímeros.
Para acabar el post, aquí os dejamos una frase aderezada del refranero, de esas que nos dan en qué pensar y suelen decorar el lateral de nuestro blog…
“Pan para hoy, hambre para mañana”
😉
