Tienden a bloquear la publicidad que les llega por diversas vías. La práctica del Ad-blocking está muy extendida. Las marcas no consiguen acceder del todo a este segmento puesto que han cambiado su flamante smartphone por un móvil «sólo para llamadas«.
Su canto a la desconexión, el retiro y la desintoxicación ya causa furor entre los jóvenes norteamericanos: ¡Hey, no estoy en Facebook!
Los anuncios están ahí, pero los bloqueamos cuando superan nuestra capacidad. Impacto tras impacto, cada uno decide qué nivel de publicidad quiere recibir, y dejar de recibir anuncios no solicitados. Tenemos dominado el gesto, sabemos dónde clicar para cerrar la publicidad y poder seguir viendo el contenido –gratis– que nos ofrece la red.
Webs y redes sociales nos han brindado información, plataformas de comunicación, entretenimiento y mucho más, gratuitamente, a cambio de que nos dejemos impactar por las marcas, que se pelean por ese espacio para hacernos llegar su mensaje, su oferta.
Los profesionales de la publicidad y del marketing nos enfrentamos a un reto interesante, que algunos ya lo han bautizado como Tecnofobia. Otros hablan ya del Neo-ludismo.
Vamos a plantearlo de este modo, seamos positivos 😉