¿Sabes cuáles son? Destacaremos 6, aunque podríamos extendernos mucho más.
1. Diseño: coherencia estética y orden de elementos. No hace falta una creatividad extrema para diferenciarse, por diseño se entiende una consistencia gráfica en su totalidad (desde la homepage hasta la página de contacto o texto legal). Como sucede en la vida misma, no tienes una segunda oportunidad para causar una buena impresión, así que una homepage con diseño equilibrado y más o menos atractivo, tendrá una ventaja sobre otra que sea fea y desorganizada. Englobaremos en el concepto diseño detalles tales como la ubicación del logotipo, el color y la tipografía. Seamos clásicos y coloquemos el logotipo arriba, a poder ser a la izquierda, y usemos un estilo de letra que sea de fácil lectura. No optemos por colores estridentes y combinemos bien. Es complicado satisfacer a todo el mundo, por no decir imposible, pero la simplicidad es muy eficaz. Si queremos rizar el rizo, pondremos atención a colocar los elementos clave en los puntos calientes de la mirada del internauta. En función de la edad del usuario, su vista se desplazará por la pantalla de manera casi instintiva, por lo que si sitúas tu logo y frases destacadas en ese recorrido «natural» de la mirada humana, tendrás mayor oportunidad de transmitir rápidamente tu mensaje.
2. Lenguaje: llano y concreto, se debe expresar lo que uno quiere ofrecer de modo que el usuario (cliente potencial) lo entienda bien. Parece algo obvio, pero basta con navegar un rato para observar que no siempre se aplica… Hay webs que no explican desde el primer instante a qué se dedica dicha marca/empresa. Aunque nuestra web sea específica y esté dirigida hacia un sector concreto o segmento muy definido de la población, todo usuario merece «entender» el fin de una web pública. Elimina de la homepage todo lenguaje técnico o científico y expresa de modo inteligible lo que ofreces, para que la experiencia del usuario sea satisfactoria (aunque acto seguido de comprender que tu web no es lo que esperaba, se marche. Su sensación será agradable, no marchará por no entender nada).
3. Navegación: navegación + funcionalidad + usabilidad… Hablamos de experiencia positiva. Dale al usuario toda clase de instrucciones visuales e intuitivas, guíale desde el preciso instante que aterriza en tu homepage. Titulares, menús, botones o banners explicativos y concretos. Nos gusta saber dónde estamos y cómo navegar, lo queremos fácil, nos hemos vuelto terriblemente perezosos y escaneamos en lugar de leer. Capta su atención rápidamente y que entienda sin dificultad cómo navegar en tu web a partir de la homepage. Explica todo lo importante «above the fold» (por encima del límite de la pantalla, visto en un monitor de PC). Si ha de usar el scroll para «encontrar» un dato básico, no lo has hecho bien. En móviles funciona de modo algo diferente, por lo que la cuestión se complica y para ello, hay que hacerlo fácil. Las pestañas y desplegables nos ayudarán a combatir la falta de espacio cuando se trata del visionado en un smarphone. En cualquier caso, añade siempre un buscador, es EL sistema de navegación que soluciona cualquier límite impuesto por el dispositivo y según estudios sobre conducta del usuario, casi la mitad de los visitantes de una web recurren a él.
4. Velocidad: aplicada al factor de carga y de navegación interna. ¡No nos gusta esperar! De funcionalidad hemos comentado en el punto en sobre navegación, que aplicado al tiempo, es un factor básico. Puede ser una homepage perfectamente organizada, pero si tarda en enlazarse con otras páginas internas puede volverse en contra. Y si pensamos en la velocidad de carga, ya ni dudemos sobre el factor negativo de la lentitud. Una página debe transmitir muchas cosas rápidamente, pero para ello debe cargarse también a gran velocidad. Eliminemos elementos que no sean primordiales, no sobrecarguemos la homepage por temor a dejarnos algo. Cada segundo de retraso en cargarse una página supone un descenso en la conversión global, menor oportunidad de que naveguen por nuestra web y directamente afecta a la satisfacción del usuario.
5. Targetizar: si es una web que tiene por clientes empresas y particulares, necesita ofrecerle al usuario una rápida identificación para que pueda confirmar que está en el lugar correcto y va a poder encontrar la información que se le dirige. No hay nada peor que llegar a una web y tras varios segundos de navegación infructuosa, darte cuenta que es la web de una marca que no se dirige al consumidor particular. Si queda definido en la homepage, seguimos manteniendo una correcta satisfacción del internauta.
Los bloques de información deben captar la atención, junto con el slider (carrusel de imágenes, en las que también se suelen añadir frases descriptivas), y explicar la oferta de nuestra marca, empresa o negocio. Se les puede dar funciones, según nuestra necesidad: invitarles a que vean alguna página concreta, transmitir una promoción u oferta, llevarles a un formulario de suscripción, que vean un vídeo y un largo etcétera.
Un elemento que no debería faltar, cuando se trata de una web extensa, es el sitemap. Puede ser visible o desplegable, se ubica en la zona inferior (con scroll) de la web, y contribuye a una buena navegación, además de ser positivo y valorado si es Google friendly (contribuye en el posicionamiento SEO).
Para resumir, es importante plantearnos una homepage desde dos puntos de vista: el nuestro como marca o empresa, y el del usuario. Debemos preguntarnos qué queremos transmitirle en los primeros 10 segundos y qué datos debe encontrar a simple vista, en esta página de acceso al resto de nuestro contenido web.
PD/ un consejito más: no utilicéis ventanas emergentes (popup) o demasiados «frames» (espacios diferentes) en la homepage. Está comprobado que más de la mitad de usuarios cierran inmediatamente la web cuando se sienten invadidos con exceso de información, más si se «mueve» o nos obliga a cerrar ventanas para poder ver lo que nos interesa. La única excepción permitida es el Aviso de Cookies! 😉