A tod@s nos ha pasado alguna vez, son esos fallos «tontos» o despistes (maldita prisa) que nos ponen en un aprieto. Le damos a enviar y ahí va, e inmediatamente (o no) nos damos cuenta. OMG! Y se nos hiela la sangre en las venas. Quién no ha enviado un correo al destinatario equivocado, adjuntado el archivo incorrecto o cometido una auténtica metedura de pata en redes sociales.
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Estos son los 5 errores más comunes:
1. Publicar desde la cuenta equivocada: a los que nos dedicamos a gestionar cuentas de marcas, nos puede suceder más que a nadie. Cuando se trata de usar cuentas desde un dispositivo móvil, el riesgo aumenta. Hay que ser muy consciente en todo momento de quién está escribiendo. Podemos eliminar la publicación o editarla de nuevo, en el mejor de los casos. En cualquier caso, seguramente habrá que pedir disculpas por nuestro error.
2. Errores ortográficos y gramaticales: acortamos, abreviamos y hasta dejamos de poner acentos. Si tenemos que limitar nuestra comunicación a 140 caracteres, nos vemos todavía más presionados. No hace falta navegar mucho para detectar fallos ortográficos a mansalva, abundan en redes sociales.
3. Hashtag incorrecto: esta práctica, si bien nos facilita conectar con tópicos en las redes y participar de conversaciones globales. Existe el riesgo de utilizar el incorrecto, situarte en un grupo erróneo e inapropiado.
4. Sentido de humor malentendido: es complicado transmitir algo online, con un toque de humor o una pizca de sarcasmo o ironía. Hay que usar texto, emoticonos, símbolos y letras, y al final con tanta combinación el resultado puede ser diferente al que pretendemos. No siempre se puede «traducir» el sentido del humor.
5. Escribir en pleno enfado: puedes estar bajo presión o estrés, tener prisa, ansiedad, estar molest@… y cuando ya has atravesado ese banco de niebla y vuelves a verlo todo con claridad, encuentras que tus publicaciones, posts, tuits o chats quizá han sido «inapropiados». Huye de esta situación, vuelve al tópico cuando el enfado haya desaparecido o te permita pensar mejor.
Los errores suceden incluso cuando somos prudentes. Los medios ofrecen opciones para corregir o eliminar contenido, pero no siempre funciona como quisiéramos. Por ejemplo, un tuit puede ser retuiteado, y un correo puede haber sido reenviado, por mucho que actuemos con rapidez y hayamos borrado su rastro en el servidor. El error perdura.
Vamos a revisar 3 redes sociales para ver cómo reparar el error:
- Twitter: se puede borrar un tuit, pero debemos borrarlo del sistema o serán fácilmente localizados con Twitter Search.
- Facebook: podemos editar o borrar un comentario. Lo único es que se verá el historial de cambios (editado) y es posible que permanezca en el sistema por mucho tiempo.
- Linkedin: varía según el elemento que se quiera modificar. Por ejemplo, un comentario realizado en un grupo solamente dispone de 15 minutos para editarse de nuevo, una vez se ha publicado.
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Todos en general disponen de un Help center, Foro de ayuda o Comunidad en la que podremos encontrar alguna solución para paliar el fallo.
Meter la pata es fácil, y humano. Hay que superar el pánico a que suceda. Forma parte del proceso de aprendizaje, practicar y ejercitar una mecánica segura y bien planificada aporta seguridad, y cuanta más experiencia se tenga en interaccionar en redes sociales menor será el riesgo a equivocarse o actuar sin cautela.
Un último y humilde consejo: aplica el sentido común, siempre funciona. Y, por qué no, ten a mano un «plan de gestión de metedura de pata», por si acaso.